Esperando a Santa

La Navidad, esa temporada mágica de dar y compartir, ha experimentado una transformación a lo largo del último siglo, adoptando un ángulo comercial. No obstante, diciembre sigue siendo un mes especial, repleto de celebraciones, regalos y momentos entrañables con nuestros seres queridos. Es un período propicio para reflexionar sobre el año que nos deja y anticipar con esperanza el que está por venir.

 

Los niños aguardan la Navidad con impaciencia, despertándose en la madrugada de ese día con la emoción de descubrir los regalos que les esperan. Aunque para los padres podría ser un día de descanso, la energía de los pequeños eclipsa cualquier idea de dormir hasta tarde. En ese día, mis disculpas a todos los padres, el sueño simplemente no tiene lugar.

 

En mi país natal, la dimensión religiosa sigue siendo el pilar fundamental de esta festividad, pero sus raíces han penetrado profundamente en la cultura cotidiana. Desde hace casi todo el año, los negocios se preparan para este momento, y es común encontrar árboles de Navidad en hogares de diversas creencias. Incluso las canciones navideñas populares trascienden las fronteras religiosas, conectándonos y  molestándonos a todos. Recientemente, he entonado una en particular cuya letra se traduce así: "Santa viene y él sabrá si eres travieso o bueno, así que compórtate bien este año si deseas tus regalos". Les aseguro que este año me he portado bien, incluso he comprado mis propios regalos, pero aún así sigo preguntándome: ¿Vendrás, Santa?

 

Como muchos ya saben, al comienzo de 2023, inicié las primeras etapas de mi propia empresa, un proyecto que he estado evaluando y estudiando en el mercado durante varios años. A pesar de este emocionante comienzo, aún estoy a la espera de que los vinos salgan del almacén fiscal este año. Esta situación me lleva a cuestionar: ¿Dónde te encuentras, Santa, cuando más te necesito?

 

Importar en México no es tarea fácil. El proceso, a veces abrumador y confuso, me sumerge en una marejada de trámites y permisos. Para no hacer el cuento largo, cuando empecé este proceso en enero, imaginé que los vinos llegarían al mercado este año. El cálculo no me parecía tan complicado, pero sigo esperando a Santa Claus y parece que no va a llegar. Entiendo la urgencia inherente a mi identidad neoyorquina, aunque comprendo que aquí las cosas son distintas, y el proceso de importación poco tiene que ver con el de Estados Unidos. Mientras espero, tarareo otra canción: "Santa, apúrate y baja por la chimenea hoy, por favor".

 

En esta época de reflexión y festividad, deseo a todos unas Felices Fiestas. Espero con entusiasmo encontrarnos más en el próximo año y espero que esta temporada les llene de alegría, paz y la compañía de sus seres queridos!

 

 

Fuente de la foto: https://www.today.com/slideshow/amp/faces-santa-2010

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